lunes, 10 de octubre de 2011

.::: El último adios a Steve Jobs :::.





Si algo caracterizó durante toda su vida al fallecido Steve Jobs fue ser capaz de imaginar lo que nadie sabia cómo fabricar y después fabricarlo y hacerlo humano.Jobs soñó allá por 1974 con hacer una máquina amiga; una máquina para cuyo manejo no fuesen necesarios conocimientos de informática, ni haber oído nunca hablar de lenguajes de programación.

Su unión con Steve Wozniak, la otra mitad de la primitiva Apple, redondeó el proyecto. Jobs imaginaba cosas imposibles y Wozniak conseguía hacer que funcionasen.

En 1976 en un garaje -¿que hubiera sido de la innovación americana si no hubiesen existido los garajes?- nació Apple I, que no era mas que un teclado con un procesador conectados a un monitor.

Y soñó que ese aparato no necesitase libro de instrucciones y, poco a poco, en cada nuevo paso, fue simplificando el funcionamiento, haciéndolo mas próximo al usuario, mas humano. Parecía esconder la tecnología, a base de crear nueva tecnología.

Era de esas personas que cree todo lo que se imagina puede hacerse, lo difícil es imaginarlo.

Cuando los Steves consiguieron convertir en sueño en un negocio, comenzaron los problemas. En 1983 Apple Computer facturaba 2.000 millones de dólares y los tiburones financieros vieron que la locura de aquellos dos muchachos era un negocio.

La salida del Macintosh aumentó el negocio y multiplicó las ventas. Un nuevo artilugio era la base del invento, el ratón, instrumento que ya habían probado en el 81 en el Apple Lisa, pero que ahora se convertía en una herramienta mágica, capaz de traducir las ordenes del usuario a partir de un movimiento con el dedo.

Pero los sueños se ahogaban en el negocio y Jobs salió de la compañía para soñar en nuevas aventuras. Le compró a George Lucas la división de animación y sobre ella creo los estudios Pixar, que revolucionarían las películas de dibujos.
Pero su "hijo" era Apple y a finales de 1996 volvió a la empresa y a partir de ahí, la explosión.

Se convirtió en el presidente peor pagado del mundo. Su sueldo era de un dólar y su oficio, nuevamente, imaginar. De su cabeza salió el iMac donde además de tecnología y sencillez nació otra de las que habían ser la seña de identidad de la compañía: el diseño, lo bonito.




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